sábado, 13 de junio de 2009

Corrientes y Esmeralda

Y me veo exactamente ahí: en Corrientes, a sólo unos metros de distancia del obelisco. Camino despacio y lento como si estuviera tramitando cada uno de mis pasos. Sé que hace mucho frío. Supongo que será sábado, tal vez sea domingo. El reloj marca las 22.20 hs. Las luces rojas, blancas y verdes adornan la calle. Por fin: mis pasos lentos se detienen en la esquina de Corrientes y Esmeralda. Teatros. Miro fijo la utopía que, créanme, esta vez tomó toda su forma. Entonces, mi estúpida inercia se vio totalmente interrumpida, ¿Cómo es posible? ¿Cómo es posible? ¿Cómo es posible que tus sábanas no me causen ni el más mínimo anhelo? ¿Cómo es posible que de tanto andar y andar, cada vez haga más frío y yo no sienta nada?
Mi adicción se consume mientras veo la multitud paqueta pasear distraída y sonriente. Tal vez algún día pueda encontrar la manera de recordarte. Mientras tanto, hasta la utopía toma forma... y vos estás ahí desvaneciéndote y sin remedio.
Laura, punguear sonrisas finalmente es muy injusto.

2 comentarios:

JUAN PABLO dijo...

muy bueno tu blog...me gusta mucho la forma en que expresas los momentos, tenes una descriptiva increible.

Nice dijo...

Yo te veo alejarte felizmente de la multitud paqueta, y gracias al cielo (o a Nietzsche?) tu incercia se interrumpe, porque sí, es angustiante, pero cuánto más terrible sería pasear con ese montón de gente distraída y sonriente, sin buscarle sentido a lo que no lo tiene..

(abrazos y besos para mi morrón que no se desvanece a pesar del frío, no te pierdas papa frita, tomemos mate en comunidad totó)